La producción masiva de vehículos eléctricos exige que los fabricantes de automóviles y baterías estén atentos a las fugas de agua.
Las baterías de los vehículos eléctricos son un segmento que está teniendo un auge muy pronunciado. No obstante, la industria automovilística debe estar alerta para detectar posibles defectos en la fabricación de dichas baterías, evitando que existan fugas de aire.
El problema no reside en que salga aire, sino en la posibilidad de que entre agua. El agua de la lluvia que salpica el espacio que recubre la batería o el agua filtrada mientras el propietario de un eléctrico circula por zonas encharcadas, podrían arruinar la buena salud de la que goza la batería.
La problemática a la que se enfrentan los fabricantes de automóviles y los proveedores de baterías es asegurarse de que no terminen con una pequeña fuga en su junta durante la producción en serie. Para ello, se han planteado soluciones como bombear helio en las baterías que salen directas de la cadena de montaje para que, posteriormente, unos sensores robóticos sean capaces de detectar cualquier indicio de fuga.
EXPLORANDO UN SECTOR RELATIVAMENTE NUEVO
Algunas cuestiones técnicas todavía no están resueltas en un segmento de la industria con tan pocos años de vida como este. Es fundamental resolver algunos interrogantes como si un paquete de baterías puede tolerar una fuga, por ínfima que sea, o si, por el contrario, ha de fabricarse con la misma precisión que se elabora una pieza de la NASA.
Hasta ahora, no hay directrices específicas del sector sobre la precisión con la que se tienen que controlar las fugas de aire. Sin embargo, diferentes organismos especializados en ingeniería ya estudian cómo abordar esta cuestión.
La producción en masa de baterías para vehículos eléctricos es un fenómeno de corta edad, lo que significa que muchas de sus fábricas todavía están terminando de desarrollarse. “La industria automovilística no quiere complicarse demasiado, pero tiene que ser segura. Siempre hay un equilibrio para que todo el mundo sea rentable. Pero se ha invertido tanto en vehículos eléctricos y en la fabricación de baterías que aún no ha habido tiempo para resolver todos estos detalles. Eso cambiará con el tiempo”, comenta Thomas Parker, director de ventas de automoción en Norteamérica de Inficon.