Para lograr este objetivo, según ACEA, es necesaria una inversión de 280.000 millones de euros en infraestructura de recarga para 2030.
La electrificación en el automóvil avanza presionada por los objetivos medioambientales fijados por los organismos internacionales. Sin embargo, siguen existiendo importantes barreras que frenan al ciudadano en esta transición. Una de ellas es la falta de puntos de carga. En este sentido, la ACEA advierte que si se quieren cumplir los compromisos de reducción de C02 previstos se deben instalar 14.000 puntos de recarga semanales en la Unión Europea.
La organización señala que este esfuerzo requiere una inversión cercana a los 280.000 millones de euros hasta 2030. En la actualidad, apenas se instalan 2.000 nuevos puntos de recarga a la semana en la Unión Europea, 12.000 menos que los necesarios. Así, se calcula que se necesitarían hasta 6,8 millones de puntos de recarga públicos en toda la UE en 2030 para contabilizar la reducción del 55% de las emisiones de CO2 de los turismos.
Esta cifra es casi el doble de la presentada por la Comisión Europea en su propuesta de Reglamento de Infraestructura de Combustibles Alternativos (AFIR). El estudio estima que los costes anuales de la infraestructura de recarga pública ascienden a 8.000 millones de euros, alrededor del 16% de la inversión en redes 5G y de Internet de alta velocidad.
Los retos de los camiones y los autobuses
Pero no todos los segmentos tienen las mismas necesidades. Desde ACEA apuntan a que los camiones necesitarán, al menos, 279.000 puntos de recarga para 2030. Además, inciden en la importancia de la ubicación. Estos, en el 84% de los casos, deberán estar ubicados en centros de flotas. El resto a lo largo de la carretera. Cerca de 9.000 deberán ser de recarga nocturna para permitir el suministro durante la noche.
Por otro lado, en el caso de los autobuses se necesitarán un total de 56.000 puntos de recarga para 2030, de los cuales el 92% estará en los centros de la flota. Los otros 4.000 puntos de recarga deberían permitir la recarga rápida fuera de las carreteras, especialmente para los autobuses y autocares regionales.
