A la escasez de litio se une la falta de este material también clave para la fabricación de vehículos eléctricos.
A medida que la presencia del vehículo eléctrico aumenta en nuestras carreteras, la dependencia con según qué materiales también crece. La expansión de la electrificación llega, además, en un momento complejo donde la escasez de suministros se agudiza. De tal forma, el grafito se posiciona como otro reto a superar por el vehículo eléctrico en los próximos meses.
La escasez de suministro de materiales clave para baterías, desde el litio y cobalto hasta el níquel y el grafito, presiona al sector de los vehículos eléctricos desde la segunda mitad del año pasado. Dado que se espera que las ventas de este tipo de coches se dupliquen este año, el sector teme que se alcance una situación compleja.
Si bien la mayor parte de la atención de los medios se ha centrado en el litio, una escasez aún mayor podría amenazar a otro material clave para las baterías: el grafito. Según S&P Global Platts, para 2030 se espera que la demanda de grafito triplique la capacidad de producción global. Se necesitarán entre 4 y 5 millones de toneladas más de grafito por año.
Y, ¿a qué se debe este crecimiento? El grafito constituye entre el 20 % y el 30 % del material de cada vehículo eléctrico o batería de almacenamiento de energía. Sirve como el extremo negativo, o el “ánodo”, sin el cual no hay batería de iones de litio. Por tanto, ante las previsiones de ventas, es casi un hecho matemático que la escasez de grafito ya es una realidad en el mercado.
En la actualidad, la mayor parte de producción de este material se concentra en Asia. Alrededor del 70% de todo el grafito utilizado para la industria de vehículos eléctricos y almacenamiento de energía proviene de China.
El grafito en Europa
Ante esta incesante demanda, empresas como Urbix avanzan sus planes de desarrollo para evitar la escasez. Urbix ha anunciado que ampliará su capacidad de producción a 32.000 toneladas anuales para 2024. Además, tiene como objetivo proporcionar grafito para ánodos en el 30 % de los vehículos eléctricos de EE. UU. y Europa para 2030.
“La transición energética es una realidad. Es nuestra responsabilidad global ser fieles a la esencia de esta transición y procesar los minerales que harán que esto suceda”, explican.