Un gran ensayo en Reino Unido confirma que los conductores de vehículos eléctricos responden con fuerza a los incentivos económicos.
El Centre for Net Zero, en colaboración con Octopus Electroverse, ha llevado a cabo el primer experimento a gran escala sobre el impacto de los precios dinámicos en la carga pública de vehículos eléctricos. El ensayo, realizado con una muestra de 110.000 conductores en el Reino Unido, demuestra que los usuarios son muy sensibles al precio cuando se trata de recargar fuera de casa.
Durante once semanas, se lanzaron más de 12.000 eventos de “Plunge Pricing” en puntos de carga pública: notificaciones que ofrecían descuentos temporales del 15% o del 40% en momentos de alta generación renovable. El impacto fue contundente: un descuento del 40% duplicó con creces la demanda (+117%), y el del 15% la incrementó un 30%.
En contraste, las campañas centradas en criterios medioambientales (“la red está verde”) no tuvieron prácticamente efecto, lo que subraya la importancia de las señales económicas sobre otros mensajes.
Flexibilidad para el sistema y ahorro para el bolsillo
El estudio estima que este modelo puede generar beneficios tanto para los conductores como para el sistema eléctrico. El uso de precios dinámicos permitió desplazar la demanda hacia franjas con menor coste de producción —coincidiendo con altos niveles de energía eólica y solar—, ayudando a absorber excedentes que de otro modo habrían sido desperdiciados. En total, se registraron 37 MWh adicionales de energía cargada durante estos eventos.
Desde el punto de vista del usuario, el impacto también es significativo. Según los datos del ensayo, un conductor sin garaje puede reducir sus costes anuales de carga de 15-24 peniques por milla a tan solo 9-14 peniques si aprovecha estos eventos con regularidad. Esto sitúa el coste del kilómetro eléctrico por debajo del del motor de combustión (13-17 peniques/milla), acercándose incluso a los niveles de recarga en hogar (2-7 peniques/milla).
Un modelo que favorece la equidad
Los resultados muestran que la respuesta fue más fuerte en zonas con menor renta y entre los usuarios que viven cerca de los puntos de carga. Esto es especialmente relevante en mercados donde una gran parte de la población carece de infraestructura de recarga doméstica.
Un tercio de los encuestados en el estudio afirmó depender en exclusiva de la carga en vía pública, y se espera que este porcentaje aumente con la expansión del vehículo eléctrico.
Además, se observó una mayor respuesta en entornos urbanos y en franjas horarias diurnas —especialmente por la mañana y al atardecer—. Los fines de semana también mostraron mayor elasticidad que los días laborables.
Perspectivas futuras
El informe también anticipa que, con una mayor adopción del vehículo eléctrico (actualmente solo el 4% del parque automovilístico británico) y una infraestructura más extendida, los beneficios para el sistema energético podrían multiplicarse.
Asimismo, se plantean recomendaciones para escalar esta solución, como:
- Fomentar la colaboración entre operadores de puntos de carga.
- Reformar los mercados eléctricos para reflejar mejor el valor horario y local de la electricidad.
- Extender el uso de tecnologías como la carga bidireccional (V2G) para una gestión activa de la demanda.
