El país se ha convertido en los últimos años uno de los favoritos para la fabricación de vehículos, que se podría convertir en una oportunidad para las empresas españolas.
Renault y Stellantis han sido los pioneros de establecer su producción de vehículos en Marruecos, un país que cuenta con cercanía con las cadenas de suministro europeas, a lo que se unen los acuerdos estratégicos que comparten con la Unión Europea u otros países árabes, junto a costes de producción más bajos y unas políticas gubernamentales que facilitan la fabricación de sus vehículos.
La industria automovilística considera que nuestro vecino del sur supone un desafío para nuestras plantas de fabricación, aunque lo visualizan también como una posible oportunidad, que se podría hacer realidad mediante la internacionalización de nuestras empresas.
Un país en constante evolución
El sector de la automoción se ha caracterizado porque desde 2016 Marruecos ha sido su principal exportador, aunque su continuidad seguirá pendiente del rendimiento económico de sus mercados de exportación en Europa, con unas previsiones de crecimiento moderadas entre 2025 y 2029 debido a la incertidumbre generada, especialmente, por los aranceles impuestos desde Estados Unidos que pueden tener como consecuencia que la mayor parte de la demanda que antes se destinaba al país americano ahora se quede en el mercado interno y que suponga la coexistencia junto a productos chinos y marroquíes.
Al mismo tiempo, para Marruecos el reto pasará por la fabricación de vehículos eléctricos, que conllevará una mayor especialización de su industria, lo que se traducirá en inversión en la zona, por lo que desde los expertos del sector auguran que más fabricantes europeos trasladarán su producción hasta el país africano.