Los percances a la hora de realizar el estacionamiento son una de las causas más comunes de los daños en la carrocería.
Los talleres de reparación reciben una gran cantidad de vehículos que acuden para pasar por chapa y pintura, y detrás de este motivo de visita se esconde en un elevado porcentaje los daños sufridos por el vehículo durante el estacionamiento.
Arañazos, roces o pequeños golpes contra otros vehículos o columnas son los causantes de estos daños leves en la carrocería de vehículo.
Una herramienta muy útil para evitar estos daños son los sensores de aparcamientos. Actualmente estos sensores vienen incorporados en la mayoría de vehículos nuevos y constituyen además de una mejora para el aparcamiento, una buena herramienta de seguridad vial en el vehículo.
En concreto, según un estudio del Insurance Institute for Highway Safety, contar con este dispositivo reduce un 28% las colisiones, y si además cuentan con cámara de marcha atrás y sistema de frenado autónomo trasero, estas colisiones se reducen en un 78%.
Sensores inalámbricos
Aquellos coches que no tienen incorporado este sistema, pueden introducirlo mediante un sensor inalámbrico. Los talleres oficiales podrán guiar a estos conductores sobre qué tipo es el más indicado para su vehículo y su uso.
De este modo, se tendrán en cuenta factores como la distancia de detección de objetos, la resistencia, el tipo de indicador, o el número de sensores necesarios.