La causa principal es la retirada de las subvenciones gubernamentales a los vehículos de combustión interna, que durante años impulsaron las ventas y sostuvieron la competitividad del mercado automotriz chino
El sector de concesionarios de automóviles en China atraviesa una de sus crisis más graves, con pérdidas que superan los 138.000 millones de yuanes (unos 19.550 millones de dólares) hasta agosto de 2024, según la Asociación China de Distribuidores de Automóviles (CADA). La causa principal es la retirada de las subvenciones gubernamentales a los vehículos de combustión interna, que durante años impulsaron las ventas y sostuvieron la competitividad del mercado automotriz chino. Ahora, con un enfoque en los vehículos eléctricos e híbridos enchufables, los concesionarios enfrentan una “tormenta perfecta” de problemas financieros, con márgenes de ganancia erosionados y una guerra de precios entre distribuidores.
El Gobierno chino ha redirigido las subvenciones hacia tecnologías más limpias, como parte de su agenda para reducir emisiones de carbono y liderar el sector de la movilidad eléctrica. Aunque esta estrategia ha impulsado el crecimiento de los vehículos eléctricos, el aumento en sus ventas no ha compensado la caída de los vehículos tradicionales. La demanda de autos de combustión interna se ha desplomado, dejando a muchos concesionarios con inventarios que no pueden desplazar, lo que ha forzado una drástica reducción de precios.
En agosto de 2024, los concesionarios ofrecieron descuentos promedio del 17,4%, según la CADA, con el fin de estimular las ventas y liquidar el stock acumulado. Esta estrategia, sin embargo, ha reducido significativamente los márgenes de ganancia y ha generado una intensa competencia entre distribuidores. Tanto los concesionarios pequeños como grandes han sido afectados. El caso de China Grand Automotive Services, el segundo mayor distribuidor del país, es emblemático: la empresa fue retirada de la bolsa de Shanghái después de 20 días de caída en el valor de sus acciones, en lo que la CADA describe como una “ruptura de la cadena de capital” —un escenario en el que las empresas ya no tienen liquidez suficiente para cubrir sus costos operativos.
Además de la retirada de subsidios, los concesionarios están lidiando con una oferta excedente de vehículos de combustión interna. Durante años, las políticas gubernamentales fomentaron la producción en masa de estos autos, lo que ha generado un desequilibrio entre oferta y demanda. La economía china también ha experimentado un debilitamiento, lo que ha afectado el poder adquisitivo de los consumidores y ha llevado a muchos a posponer la compra de vehículos, agravando la situación en el mercado automotriz.
Este exceso de inventario ha forzado a los concesionarios a competir ferozmente mediante descuentos, que en muchos casos no cubren los costos operativos. El resultado es que muchas empresas se ven abocadas al cierre o al despido de empleados, afectando no solo a las ventas de automóviles, sino también a toda la cadena de servicios relacionados, como mantenimiento, reparación y distribución de piezas.
La crisis ha golpeado especialmente a los concesionarios privados y aquellos en áreas rurales, que cuentan con menos recursos para soportar la caída en las ventas y la presión competitiva. La falta de liquidez es un problema crítico que pone en riesgo la supervivencia de cientos de concesionarios, y la situación es tan grave que la CADA ha emitido un llamado de emergencia al Gobierno chino, solicitando un paquete de apoyo financiero para evitar el colapso del sector. Esta ayuda, argumenta la CADA, es vital no solo para mantener el flujo de ventas, sino también para proteger los empleos en el sector de la “circulación automotriz”, que incluye tanto la venta como los servicios de postventa.
Las zonas rurales, las más afectadas
El empleo en la industria automotriz está bajo una fuerte amenaza, con concesionarios que ya han comenzado a reducir sus plantillas debido a la falta de ingresos. En las zonas rurales, donde los concesionarios tienen menores volúmenes de venta, el riesgo de cierres masivos es aún mayor. Esto podría generar un impacto negativo en las economías locales, que dependen de estos negocios para su estabilidad financiera.
A pesar de la crisis en los concesionarios de vehículos de combustión interna, el mercado de vehículos eléctricos e híbridos enchufables ha experimentado un crecimiento significativo en 2024, impulsado por los incentivos gubernamentales. Sin embargo, este crecimiento aún no es suficiente para compensar las pérdidas en otros segmentos del mercado. Además, la transición hacia los vehículos eléctricos se enfrenta a desafíos logísticos y estructurales importantes, como la falta de infraestructura de carga en muchas áreas rurales, lo que dificulta una adopción masiva.
La disparidad entre las grandes ciudades, donde los autos eléctricos están ganando terreno, y las zonas rurales, donde estos vehículos son menos accesibles por su costo y la falta de infraestructura, es otro obstáculo importante para una transición fluida. Los analistas del sector advierten que, aunque la electrificación es el futuro, la transición será gradual y requerirá de políticas más equilibradas para no perjudicar a los concesionarios y a los consumidores.
El futuro de los concesionarios de automóviles en China es incierto. La retirada de las subvenciones a los vehículos de combustión interna ha generado una crisis sin precedentes que ha afectado tanto a grandes como pequeños distribuidores. Aunque el mercado de vehículos eléctricos muestra crecimiento, la industria en su conjunto enfrenta una serie de desafíos que requieren una respuesta inmediata por parte del Gobierno. Si no se implementan medidas de alivio financiero, muchos concesionarios podrían cerrar, especialmente en las zonas rurales, lo que tendría un impacto devastador en la economía y el empleo.