Se otorgarán fondos y ayudas para alcanzar estas cifras en diversos sectores; pero las medidas anti contaminación por automóviles y camiones no se refuerzan
El objetivo de la Unión Europea de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 55% para 2030 da un paso adelante con el acuerdo entre el Parlamento Europeo, el Consejo para fortalecer el Sistema de Comercio de Emisiones de la UE (ETS) y la Comisión Europea.
Con esta alianza se busca realizar una acción climática eficaz, así como establecer un Fondo Social para el Clima. Para ello los países miembros gastarán sus ingresos del comercio de emisiones en proyectos relacionados con el clima y la energía y para abordar los aspectos sociales de la transición con la meta final de convertir la UE en una zona climáticamente neutral para 2050.
Gracias a este acuerdo los sectores del RCDE UE tendrán que reducir en un 62% sus emisiones para 2030, en comparación con los datos de 2005. Los pasos serán un 4,3% anualmente de 2024 a 2027 y, a partir de 2028, un 4,4% cada año.
Además, la UE deberá apoyar en los esfuerzos por reducir las emisiones de los edificios, el transporte por carretera y determinados sectores industriales con un nuevo sistema de comercio de derechos de emisión independiente. Este sistema promete asegurar reducciones rentables y generar ingresos que apoyen el Fondo Social.
En relación a este Fondo Social para el Clima, su finalidad será abastecer a los ciudadanos vulnerables y a las microempresas con inversiones en medidas de eficiencia energética. Asimismo, podrá cubrir hasta en un 37,5% los Planes Nacionales de Clima Social. Estará financiado con 65.000 millones de euros procedentes de la UE.
Políticas débiles para automóviles y camiones
No obstante, la CE no implantará los consejos recibidos para las nuevas reglas en las emisiones de automóviles y camiones. Actualmente ya hay desarrolladas tecnologías que reducirían la contaminación tóxica del transporte por carretera en un 50%. La propuesta inicial de reducir la contaminación por NOx tóxicos en un 50% y las partículas tóxicas en más del 80% partía de una evaluación realizada por la propia Comisión.