El informe “El futuro de la competitividad europea” ofrece una visión clara de la situación actual, subrayando la necesidad urgente de reformas y nuevas estrategias que permitan a Europa mantenerse a la vanguardia de la movilidad eléctrica y digital.
El esperado informe del ex primer ministro italiano Mario Draghi sobre la competitividad de Europa ha visto por fin la luz y puso su foco también en el automóvil. Al respecto, advierte que la industria de la automoción de la Unión Europea (UE) se encuentra en un punto crítico de transformación, enfrentando enormes desafíos que amenazan su liderazgo global. El informe “El futuro de la competitividad europea” ofrece una visión clara de la situación actual, subrayando la necesidad urgente de reformas y nuevas estrategias que permitan a Europa mantenerse a la vanguardia de la movilidad eléctrica y digital.
Uno de los principales motores industriales de la región, la industria de la automoción está siendo fuertemente impactada por la creciente competencia global, particularmente de China. Mientras que en Europa el mercado de vehículos está saturado y la demanda es menos dinámica, en países emergentes como China, el sector continúa creciendo rápidamente. Esta situación ha erosionado el liderazgo tradicional de la UE, obligando a las empresas europeas a adaptarse rápidamente a una nueva realidad marcada por la movilidad eléctrica y la digitalización.
Competitividad en declive
Según el informe, el sector de la automoción europeo emplea a aproximadamente 26 millones de personas, representando el 8% del valor añadido manufacturero de Europa. Sin embargo, la competitividad del sector está en declive debido a los altos costos de producción, la lenta adopción de nuevas tecnologías y la creciente competencia de China. Además, China produce vehículos eléctricos con costos de producción un 30% más bajos que en la UE, lo que sitúa a los fabricantes europeos en una posición de desventaja. Esta situación se agrava por la dependencia de la UE de la importación de materias primas críticas y los altos costos laborales y energéticos.
A pesar de estos desafíos, la transición hacia los vehículos eléctricos (VE) es inevitable. En 2023, los VE representaron el 22,3% de las nuevas matriculaciones de vehículos en Europa, y se espera que para 2026 alcancen el 30%. Sin embargo, la transformación no solo afecta a la fabricación de vehículos, sino también a su valor, que está cambiando hacia el software y la digitalización. Para 2030, se estima que la electrónica y el software podrían representar el 50% del valor de un automóvil, con tecnologías como la inteligencia artificial y los vehículos autónomos liderando esta revolución.
En desventaja
El informe también destaca que las políticas climáticas de la UE, aunque ambiciosas, han puesto en desventaja a la industria europea frente a competidores internacionales. El objetivo de eliminar los vehículos con motores de combustión interna para 2035 ha generado presión en la cadena de suministro europea, que no ha sido capaz de adaptarse con la rapidez necesaria. En contraste, China ha avanzado con políticas más coordinadas y estímulos masivos para la industria de los VE.
Para revertir esta tendencia y fortalecer la competitividad de la industria de la automoción europea, el informe propone 10 acciones clave, que incluyen la reducción de costos de producción, el desarrollo de una estrategia industrial coordinada, la estandarización de normativas, y el apoyo a proyectos innovadores. Además, subraya la importancia de garantizar una mayor coherencia regulatoria y de fomentar la recualificación y mejora de competencias laborales, elementos cruciales en una industria que cada vez depende más de tecnologías avanzadas y automatización.