Desde el pasado junio, mes que da oficialmente el pistoletazo de salida a la temporada estival, los expertos meteorológicos tienen puesto su radar en el cielo, pues se trata aún de una época algo inestable en lo que se refiere al clima.
Y es que desde hace unos años resulta más frecuente la llegada de fenómenos climatológicos severos, como olas de calor, lluvias torrenciales y tormentas de granizo, los cuales han incrementado su periodicidad e intensidad en el continente europeo. En relación a los eventos de granizo, cada vez son más virulentos, con bolas de granizo de mayor tamaño, y más intensas, incrementando los daños que ocasionan.
El incremento de este tipo de actividad tormentosa en el hemisferio norte de nuestro planeta se hace especialmente visible en algunos países vecinos como Italia. En el norte del país, los modelos estadísticos han confirmado cómo las tormentas severas que descargan granizo han escalado un nivel con el paso de los años. Por ejemplo, en el mes de julio del año 2023 un episodio de granizo de 19 centímetros de diámetro azotó la localidad de Azzano Decimo.
Una gran parte de los expertos en la materia señalan al cambio climático de origen humano como el gran culpable de la nueva generación de granizos “tamaño pelota de golf”. Además, algunos hechos que están propiciando su aparición podrían ser una mayor inestabilidad atmosférica, el aumento de tormentas eléctricas severas o cambios en la dinámica atmosférica como la corriente en chorro.
Impacto grave en los vehículos
La aparición del granizo trae consigo consecuencias considerables tanto en las zonas urbanas de nuestro país (ventanas o tejados de edificios, por ejemplo) como en las regiones más rurales, impactando en el campo y el cultivo. Especialmente negativo es también el impacto que tienen estas bolas de hielo en nuestros vehículos, al abollar la carrocería, romper lunas o dañar elementos como retrovisores o techos solares.
Un impacto que no solo afecta a los usuarios de manera particular, sino también a los concesionarios, que suelen tener un considerado porcentaje de vehículos expuestos al aire libre, ya sea en campas logísticas, aparcamientos o zonas de exposición. En este contexto, el granizo supone una pérdida de valor inmediata para las unidades dañadas, así como un sobrecoste operativo para las redes de concesionarios, quienes deben gestionar reparaciones de manera eficaz y rápida, tramitaciones con compañías aseguradoras y, en muchos casos, lidiar con retrasos a la hora de entregar un coche al cliente final.
Lever Touch, especialistas en reparación de vehículos dañados por eventos climáticos y medioambientales, juega un papel clave a la hora de mitigar los efectos del granizo en el sector de la automoción y se posiciona como un agente estratégico para los concesionarios de nuestro país. Gracias a su equipo de técnicos especializados, pueden desplazarse de manera inmediata al lugar afectado por el granizo con el fin de desarrollar una evaluación de daños y comenzar con el proceso de reparación. Una agilidad que, en consecuencia, minimiza el tiempo de inactividad y reduce los costes logísticos.
A través de sus técnicas artesanales PDR (Paintless Dent Repair), o reparación de abolladuras sin pintura, mediante el uso de varillas, adhesivos termofusibles o inducción magnética, logran la reparación de las abolladuras en un vehículo sin necesidad de utilizar masilla ni de pintarlo, devolviéndolo a su estado original y contribuyendo a reducir la huella de carbono en su reparación.