La estrategia de la UE podría convertir los vehículos eléctricos en una opción accesible para millones de europeos
La transición hacia el vehículo eléctrico es una prioridad en la agenda europea, pero su éxito depende en gran medida de la accesibilidad económica para los consumidores. Actualmente, los EVs nuevos siguen siendo más caros que sus equivalentes de combustión, lo que impide que una gran parte de la población pueda permitirse uno. Sin embargo, un informe de Transport & Environment (How the new EC can create a made-in-EU EV market, 2025) destaca que la electrificación de las flotas corporativas podría ser la clave para generar una oferta masiva de coches eléctricos en el mercado de segunda mano, con hasta 7 millones de unidades disponibles en 2035.
Dado que el 80% de los europeos compran coches usados, este fenómeno podría marcar un antes y un después en la adopción del vehículo eléctrico a gran escala, convirtiéndolo en una opción accesible para hogares de ingresos medios y bajos.
Las empresas son responsables del 60% de las matriculaciones de vehículos nuevos en Europa. A diferencia de los particulares, las compañías suelen renovar sus flotas cada tres o cuatro años, lo que significa que los vehículos adquiridos en 2030 estarían disponibles para el consumidor general antes de 2035.
Si la Comisión Europea implementa una regulación que obligue a la electrificación de flotas corporativas, se garantizaría que millones de EVs entren en el mercado de ocasión de manera progresiva, reduciendo significativamente sus precios. Según Transport & Environment, este efecto permitiría que los vehículos eléctricos usados se equiparen en coste a los de combustión mucho antes de lo esperado, facilitando la transición energética en el sector del transporte.
Impacto social y ambiental
El acceso a EVs asequibles no solo aliviaría la carga económica de los consumidores, sino que también ayudaría a reducir las emisiones de CO₂ de manera significativa. Actualmente, muchas familias no pueden acceder a un coche eléctrico, lo que prolonga el uso de vehículos de combustión más contaminantes. Con una mayor oferta de EVs a precios accesibles, la renovación del parque automotor en Europa podría acelerarse, disminuyendo la dependencia de los combustibles fósiles.
Además, al haber más coches eléctricos circulando, aumentaría la demanda de infraestructura de carga pública y privada, lo que generaría más inversiones en este sector y facilitaría aún más la adopción masiva de la movilidad eléctrica.
A pesar de los beneficios evidentes, la electrificación masiva de flotas corporativas enfrenta varios desafíos. Uno de los principales es la resistencia de algunas empresas, que todavía ven en los vehículos de combustión una opción más rentable a corto plazo. Sin una regulación clara y exigente, muchas compañías seguirán postergando la adopción de EVs.
Otro reto es la infraestructura de carga. Si bien los gobiernos están invirtiendo en ampliar la red de cargadores, aún quedan barreras logísticas para garantizar que los empleados de las empresas puedan cargar sus vehículos sin inconvenientes. Transport & Environment recomienda que la Comisión Europea acompañe la transición con incentivos adicionales para la instalación de puntos de carga en oficinas y espacios residenciales.
Si la Comisión Europea avanza con su propuesta de electrificación obligatoria de flotas corporativas, el impacto en el mercado de segunda mano podría ser revolucionario. Con una oferta de 7 millones de EVs usados para 2035, millones de europeos tendrían acceso a una movilidad sostenible sin los costos de los modelos nuevos.
Esta estrategia no solo beneficiaría a los consumidores, sino que también aceleraría la reducción de emisiones y reforzaría la industria automotriz europea en un momento en el que enfrenta una competencia feroz a nivel global. El reto ahora es garantizar que las políticas de la UE sean lo suficientemente ambiciosas como para hacer de este escenario una realidad en los próximos años.