El área de posventa será clave para el concesionario, dado que hay 6 millones de vehículos de menos de 5 años en circulación, un 50% más que en la crisis anterior
Si 2020 arrancó con una previsión de ingresos para la posventa de 14.500 millones de euros, el impacto de la COVID-19 los dejará en poco más de 12.000 millones, un 17% menos, es decir, en datos de 2015, según el informe “La posventa COVID ¿inmunidad o recaída?” de Solera, experta en inteligencia del automóvil, elaborado para la patronal de los concesionarios, Faconauto, con motivo del Observatorio de la Posventa Oficial, que se ha celebrado hoy virtualmente.
En lo que llevamos de año la evolución de las reparaciones ha vivido tres momentos y podría estar entrando en un cuarto si se confirma la tendencia. Arrancó 2020 con un crecimiento entre enero y febrero del 3% aproximadamente, para posteriormente caer a doble dígito por el confinamiento en los tres meses siguientes, en promedio un 58%.
Solo a partir de junio, con la desescalada, el mercado logró ralentizar su descenso y retroceder entre el 3 y el 6%. Sin embargo, coincidiendo con el punto álgido de la segunda ola en octubre, la posventa volvió a ceder terreno, un 11%.
Los momentos de la posventa pre y COVID en 2020
La “no movilidad”
Entre los factores que han dado la vuelta a las previsiones a raíz de la crisis sanitaria está el descenso del kilometraje medio, en torno a un 15%, que tendrá sus efectos a medio plazo dado todos los mantenimientos mecánicos correctivos y preventivos que se dilatarán en el tiempo ante el menor desgaste de las piezas y elementos del coche.
Y esta “no movilidad” no es solo fruto de las restricciones de movilidad, sino también de las consecuencias económicas resultantes, tanto el auge del teletrabajo como la perspectiva de un 20% de paro que sitúa a España en cifras propias de 2011 y cuando aún los niveles de desempleo no se habían recuperado plenamente.
Esta es una amenaza para la renta familiar, que ya en la pasada crisis económica llegó a situar en un 25% lo hogares “mileuristas”, generando un efecto dominó que impacta primero en una menor movilidad y, en segundo lugar, en un menor volumen de actividad en el taller.
Sin embargo, y a diferencia de la crisis económica anterior, en España hay ahora un 50% más de vehículos de menos de cinco años que entonces, lo que supone un buen colchón para la posventa.
Son 6 millones de coches rentables para el taller, que hacen a priori más kilómetros y a los que el conductor dedica mantenimientos más exhaustivos. De este modo, el área de posventa puede ser un buen acicate para la rentabilidad del concesionario, con una contribución neta del 52%, que es mayor que la de la venta, que estará más impactada por la caída de las matriculaciones.
Precisamente, esta bajada en las matriculaciones, unido a una mayor propensión en el mercado de VO a comprar vehículos de más de 10 años, que son prácticamente el 60% de las operaciones que se realizan, pueden acentuar el envejecimiento del parque y diluir el efecto positivo de esos 6 millones de vehículos nuevos y jóvenes en circulación.
Según Marta Blázquez, vicepresidenta Ejecutiva de Faconauto, “las restricciones a la movilidad, necesarias de nuevo para frenar la pandemia en esta segunda ola, están impidiendo confirmar la recuperación de la posventa, que inevitablemente se va a retrasar. Para afrontarlo, a favor de los concesionarios juega el hecho de que están acelerando su transformación, con un enfoque claro hacia un cliente más digital, con nuevas demandas, y una apertura hacia nuevos productos y servicios de valor. No hay otro camino para que la posventa siga siendo un parte protagonista del negocio de la distribución oficial”
Según el responsable de Mercado Posventa de Solera, José Luis Gata, “si no se pone remedio, los más de 12 años de media del parque actual seguirán subiendo y existe la amenaza creciente de ver más coches en la franja de 15 a 20 años en circulación, más contaminantes, con más riesgo para la seguridad vial y, para la posventa, nada rentables. La famosa V de la recuperación puede transformarse en una W si no hay medidas que permitan corregir la tendencia”.