Cómo las diferencias en políticas y fiscalidad están frenando la transición a la movilidad eléctrica en algunos países de la UE
Mientras que en algunos países europeos la electrificación del parque automotor avanza de manera acelerada, en otros el proceso es lento y enfrenta obstáculos significativos. La falta de armonización en las políticas de incentivos, la infraestructura de carga y la fiscalidad de los vehículos eléctricos han generado una Europa a dos velocidades en la adopción del coche eléctrico.
Un informe de Transport & Environment (How the new EC can create a made-in-EU EV market, 2025) revela que mientras Bélgica y los Países Bajos han logrado electrificar más del 40% de sus flotas corporativas, en países como Italia y España el porcentaje sigue siendo marginal. Esto genera una diferencia notable en el acceso a la movilidad sostenible y en la capacidad de cumplir con los objetivos de reducción de emisiones de CO₂.
Bélgica ha sido un caso de éxito gracias a una reforma fiscal progresiva que ha eliminado gradualmente los incentivos para los vehículos de combustión interna y ha fortalecido los beneficios para los eléctricos. Desde 2023, las empresas belgas solo pueden deducir el 100% de los costos operativos si sus flotas son totalmente eléctricas, lo que ha impulsado una adopción masiva en el sector corporativo.
Los Países Bajos, por su parte, han implementado una infraestructura de carga altamente eficiente, con más de 90.000 estaciones de carga pública, la mayor densidad por habitante en la UE. Esto ha reducido la barrera para los consumidores y empresas a la hora de hacer la transición a la movilidad eléctrica.
Los rezagados
En contraste, en países como España, Italia y Polonia la electrificación avanza con dificultad. Las principales razones incluyen:
- Falta de incentivos fiscales efectivos: En España, los incentivos para vehículos eléctricos han sido inconsistentes y burocráticamente difíciles de obtener, lo que ha reducido su impacto real.
- Infraestructura de carga insuficiente: Italia y Polonia tienen una de las tasas más bajas de cargadores públicos por vehículo eléctrico, lo que desalienta la adopción de esta tecnología.
- Persistencia de subsidios a los combustibles fósiles: En algunos mercados, los beneficios fiscales para vehículos de combustión siguen vigentes, restando atractivo a la transición hacia los EVs.
El informe de T&E sugiere que la Comisión Europea debería establecer un marco común de incentivos para evitar que algunos países queden rezagados en la transición eléctrica. Entre las recomendaciones clave están:
- Armonización de los incentivos fiscales en toda la UE: Implementar deducciones fiscales uniformes para vehículos eléctricos en el sector corporativo.
- Fomento de la infraestructura de carga: Exigir que cada país instale un número mínimo de estaciones de carga pública en función de su población y su parque automotor.
- Fin del subsidio a los combustibles fósiles: Obligar a los gobiernos a eliminar progresivamente cualquier incentivo que favorezca la compra de vehículos de combustión interna.
Si la UE no actúa rápidamente, la brecha entre los países que han liderado la electrificación y los que se han quedado atrás seguirá creciendo. Para garantizar una movilidad eléctrica equitativa en toda Europa, es necesario que Bruselas implemente regulaciones que obliguen a los países más rezagados a ponerse al día. Sin una estrategia coordinada, la transición será desigual y los beneficios ambientales y económicos de la electrificación no se distribuirán equitativamente en todo el continente.