Aunque los investigadores estiman que la comercialización generalizada de la QC está todavía a unos diez años de distancia, algunas empresas de movilidad ya están probando aplicaciones en esta área.
El sector de la movilidad, que destaca por la innovación, está evolucionando más rápidamente que nunca. Las ventas de vehículos eléctricos (VE) están aumentando, con una demanda que se espera que crezca seis veces desde 2021 hasta 2030. Nuevas soluciones, como baterías vanguardistas y vehículos autónomos, avanzan en desarrollo y atraen el interés de inversores, que han destinado casi 280 MM$ en soluciones de hardware y software automotrices desde 2010, según recoge un reciente estudio de McKinsey.
Los cambios en la tecnología y las preferencias del consumidor están desembocando en un ecosistema de movilidad conectado, inteligente y respetuoso con el medioambiente. A medida que avanza la tecnología, los vehículos podrían tener un software que les permita escanear su entorno para encontrar espacios de estacionamiento o identificar peligros, allanando el camino hacia la plena autonomía. Los pasajeros podrían acceder a juegos y la transmisión de vídeo en el automóvil. Si una ruta está bloqueada, los vehículos podrían proponer alternativas. Para viajes más complicados, los consumidores podrían usar aplicaciones para transferirse sin problemas entre el metro, vehículos compartidos y otras opciones de transporte.
EL IMPULSO DE LA COMPUTACIÓN CUÁNTICA
La tecnología actual, aunque es suficientes para muchas aplicaciones, no puede respaldar todos los cambios necesarios para crear un ecosistema de movilidad conectado e inteligente. En este contexto, la computación cuántica (QC) podría proporcionar soluciones más rápidas -y mejores- al aprovechar los principios de la mecánica cuántica, las reglas que rigen el comportamiento de los átomos y las partículas subatómicas.
Aunque los investigadores estiman que la comercialización generalizada de la QC está todavía a unos diez años de distancia, algunas empresas de movilidad ya están probando aplicaciones en esta área. Podrían surgir oportunidades adicionales pronto. Por ejemplo, los fabricantes podrían usar la QC para simular cómo cambiar la constitución material de un componente afectaría al rendimiento del vehículo. De este modo, los beneficios de la QC podrían ser particularmente útiles en países grandes con múltiples carreteras y muchas alternativas de ruta. Dentro de la conducción autónoma, la QC podría mejorar el rendimiento de sensores y sistemas de vehículos, permitiéndoles tomar decisiones instantáneas cuando se enfrentan a un obstáculo en la carretera, o ayudar a los fabricantes a desarrollar mejores algoritmos de cifrado para prevenir que se hackeen vehículos.